El profesorado encontrará el audio «Historias de mi vida» del que parte el trabajo en este apartado. El audio se encuentra a continuación:

Para facilitar el seguimiento del audio, se mostrará la transcripción a continuación:

<<Sara.— Ayer mis padres me contaron cosas divertidas que hacía o decía cuando era pequeña. ¡Yo casi no me acordaba! ¿Quieres que te
las cuente, Jorge?

Jorge.— ¡Sí! ¡Claro, Sara! ¡Cuenta, cuenta!

Sara.— Pues un día, por ejemplo, fuimos a un pueblo que estaba en fiestas. Tendría yo unos tres años. Cuando llegamos, había un pasacalles muy divertido, con actores y actrices vestidos de dragones, piratas, payasos, malabaristas… Cuando regresamos a casa, mi abuelo me preguntó que qué había visto, y yo le respondí que había visto dragones y piratas que habían salido de la pantalla de la
televisión y habían llegado a ese pueblo.

Jorge.— ¡Qué bueno, Sara!

Sara.— También me contaron que, cuando nació mi hermano, me llevaron a conocerlo al hospital. Me habían dicho muchas veces que iba a ser fantástico tener un hermano porque tendría alguien con quien jugar. Pero, al verlo, no se me ocurrió otra cosa que preguntar: «¿Y con esto tan pequeño tengo que jugar?». 

Jorge.— ¡Qué ocurrencia!

Sara.— Tuve que esperar a que mi hermano tuviera dos años para poder jugar con él. Un día mi madre nos vio a mi hermano y a mí, yo con cara de velocidad y mi hermano subido a mi espalda. Cuando nos preguntó qué hacíamos, le dije: «Es que yo soy Superwoman y él mi capa».

Jorge.— ¡Superwoman! ¡Qué divertido! Pues a mí me contaron que, cuando tenía cuatro años, un día mi padre me llevó a pescar con él. Madrugamos y pasamos allí toda la mañana, pero no conseguimos pescar ni un solo pez. Y justo cuando estábamos a punto de irnos, picó un pez… Mi padre no podía sacarlo, parecía que iba a ser un pez enorme… Entonces, sin pensarlo dos veces, le dije a mi padre: ¡Papá, espera, yo te ayudo! Mi padre pensaba que iba a ayudarle tirando con él de la caña, pero lo que hice fue tirarme al río para sacar el pez con mis manos…

Sara.— Jorge, pero tú ya sabías nadar, ¿verdad?

Jorge.— ¡Sí! ¡¡Menos mal!! Pero perdimos el pez, ¡y yo volví a casa empapado!>>